¡Un cuento!
El día de mi cumpleaños, como todos los años fuimos a la playa a comer las sardinas que hacia mi abuela.
Todos los años lo mismo, ¡que aburrimiento!.
Llegamos a la playa, nos sentamos en el mismo sitio de siempre y comenzamos a comer, de repente vi como a mi abuelo le empezaron a salir unos bigotes, las orejas se le pusieron puntiagudas, en forma de triángulos, los ojos grandes y redondos y el tono de la piel paso a ser pardo.
¡Se había convertido en gato!.
Mi abuela y mi madre gritarón, y mi abuelo, el gato, salio corriendo. Yo lo segui, me llevo hasta una casa, una casa que daba mucho miedo, era oscura, tenia los cristales rotos, y el en el jardín habia figuras que parecian diablos.
Salio de aquella casa una mujer anciana que parecia una bruja y dijo:
-¡Hola Felix!
Felix era mi abuelo, yo no entendia nada, entonces aquella mujer nos invito a pasar. Nos sentamos en un sofa, mi abuelo se poso en sus piernas.
La mujer anciana se llamaba Catalina y me dijo que conocia a mi abuelo desde que eran pequeños. Eran dos los dos mejores amigos del mundo, él siempre la defendia, por que los demás se metián con ella por ser una bruja, y Felix le prometio que siempre serián amigos y todos los viernes se irian juntos a recordar viejos tiempos, pero desde que yo habia nacido casi no iba a verla y la tenia muy abandonada, por eso decidio convertirle en gato, como castigo por no cumplir su promesa.
Yo le dije a Catalina que eso no podia ser, que si mi abuelo era gato no podria llevarme los viernes al parque, entonces llegamos a un acuerdo, ella devolveria
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